Pueblos tradicionales
Nuestro consejo es incluir siempre en el itinerario del viaje esta actividad de visita a pueblos tradicionales porque es algo que los visitantes siempre encuentran sorprendente y digno de contar a su regreso. Nuestros guías-traductores les contarán la historia de estos pueblos, sus leyendas y multitud de anécdotas mientras caminan por sus pintorescas calles.
Adentrarse en los pueblos tradicionales del interior del país supone un retorno al pasado para los visitantes. Ello se debe a que muchas pequeñas casas de pueblo se han mantenido durante generaciones en su estado original en lugar de ser reconstruidas, lo que permite al visitante vivir la experiencia de caminar por pueblos de suelos empedrados, con casas de madera y piedra, que parecen anclados en el pasado; con el aliciente de que son pueblos vivos, siguen habitados y con actividad basada en la agricultura. ¿Qué mejor lugar para disfrutar de la gastronomía que en estos pueblos tradicionales?, los platos típicos de la cocina búlgara sorprenderán al comensal foráneo por su exotismo y mezcla de sabores que no se encuentran en el resto de Europa.
A todo esto se une que en la época del Renacimiento búlgaro (siglos XVIII – XIX), cuando los artesanos y comerciantes de Bulgaria ampliaron sus horizontes y se abrieron a Europa y el mundo, en Bulgaria entraron muchas influencias culturales de Europa, las más visibles en la arquitectura y los interiores de los edificios, construidos durante esa época. Los increíbles modelos de la arquitectura renacentista se pueden ver en muchas ciudades búlgaras.
Para preservar este rico patrimonio, se han creado reservas arquitectónicas: aldeas enteras o distritos, que ahora gozan de un gran interés por parte de los visitantes: la ciudad de Koprivshtitsa, el Casco Viejo de Plovdiv, Kovachevitsa, el pueblo de Arbanasi, el pueblo de Bozhentsi, el pueblo de Brashlyan, el pueblo de Delchevo, el pueblo de Dolen, “Etara”, Zheravna, pueblo de Stefanovo y Shiroka Laka. En todos ellos uno puede descubrir la vida rural de la antigua Europa, sorprendentemente mantenida aquí hasta nuestros días, con sus oficios artesanales, gastronomía, costumbres y permanente contacto y respeto a la naturaleza.