El «balneario fantasmal» de Rila
El que yo he llamado «Balneario fantasmal de Rila » se encuentra a pocos kilómetros de dos de los mayores atractivos turísticos de Bulgaria, hablo de el Monasterio de Rila y de el fenómeno natural de los Siete Lagos de Rila. El «balneario fantasmal de Rila ” se ubica en el barrio de Belchinski Bani, perteneciente al municipio de Belchin, cerca de las montañas de Rila (que están declaradas Parque Nacional). La carretera general por la que pasan miles de turistas cada año para subir a ver los famosos Siete Lagos de Rila o un poco más adelante para llegar a el Monasterio de Rila, pasa muy cerca de este balneario, sin embargo, ningún turista sabe de su existencia y por tanto nadie se desvía de la carretera los escasos 2 km que son necesarios para conocerlo, aunque tal vez aunque lo supieran tampoco lo visitarían dado que la gente en general reniega de lo antiguo y de lo viejo y el balneario de Belchin es ambas cosas, muy antiguo y muy, muy viejo. Pero ahí está el encanto y la autenticidad que algunos como yo encontramos en este tipo de lugares que han quedado anclados en el pasado. Este balneario es utilizado tan solo por los habitantes del vecino pueblo de Belchin, un pueblo de oficialmente tan sólo 344 habitantes, que aparte de tener en su subsuelo un magnífico manantial de agua termal posee unas vistas magníficas hacia la montaña de Rila que se levanta desafiante y con nieve casi durante todo el año, a escasos kilómetros del pueblo.
Bulgaria posee en su subsuelo una impresionante cantidad de aguas termales que afloran en multitud de lugares por todo el país, uno de ellos en Belchin… Los romanos que ocuparon Bulgaria ya se percataron de las propiedades curativas y revitalizantes de sus aguas termales, construyendo numerosos balnearios por todo el país, un ejemplo es Belchin donde existen restos del balneario romano del siglo IV que aprovechaba este mismo manantial.
Pero el origen del actual balneario de Belchin se remonta a la década de los años 40-50 cuando la gente del pueblo quiso construir un balneario pero como carecían de materiales ni dinero para comprarlos aprovecharon las piedras de una mezquita del pueblo vecino que estaba en demolición para construir su balneario, y lo hicieron de noche, llevándose las piedras poco a poco, lo que obligó a poner guardas al pueblo vecino, pero ya fue tarde, la gente de Belchin ya se había llevado los materiales… Sólo comentar que en muchos pueblos de Bulgaria existen mezquitas porque una pequeña parte de los búlgaros siguen actualmente la religión musulmana (tradición de los 500 años de ocupación otomana hasta 1878), aunque la religión más seguida en el país es la cristiano-ortodoxa.
A partir de los años 60-70 acudir a él era un lujo exclusivo para las élites del partido comunista gobernante en esos años, más tarde empezó a popularizarse su uso entre los empleados de las grandes empresas del país. En Bulgaria era habitual durante la etapa comunista que los empleados de las grandes empresas estatales del país, tipo, empresas mineras, eléctricas, centrales nucleares, multitud de funcionarios, etc. fueran recompensados por su trabajo con unas vacaciones en alguno de estos balnearios. El gobierno construía estos balnearios, a veces con hotel anexo, con la idea de que los empleados que tenían duros trabajos y largas jornadas pudieran descansar y revitalizarse aprovechando las propiedades naturales de las aguas termales. Claro que estas vacaciones tenían su lado oscuro, solo los jefes podían elegir las fechas en las que acudir a los balnearios, a el resto de empleados se les asignaban unas fechas sin capacidad de elección y como los movimientos dentro del país estaban limitados por el gobierno, digamos que eran unas vacaciones obligatorias en la fecha y lugar que la empresa decidiera, eso sí, a precios muy bajos dado que los sueldos tampoco daban para otra cosa.
Pero sin meternos en política volvamos al Balneario de Belchin actual. Yo lo encontré de casualidad, había acompañado a unos viajeros que decidieron hospedarse en un hotel de lujo 4 estrellas en Belchinski Bani, el hotel está fuera del pueblo de Belchin, en el barrio de Belchinski Bani, aislado y sin casas alrededor, y posee todas las comodidades de un hotel nuevo y moderno que además aprovecha el manantial de aguas termales del pueblo. Una mañana al ir a recoger a estos viajeros para partir hacia el Monasterio de Rila llegué pronto y decidí entonces conocer los alrededores del Hotel, pasé por la puerta del hotel sin parar y siguiendo la carretera a escasos 300 metros me encuentro con un edificio antiguo color blanco con una plaza diáfana delante donde las malas hierbas campan a sus anchas entre las baldosas de cemento del suelo, atisbé a ver alguien moviéndose en el interior del edificio tras una puerta de cristal, ¿era un fantasma tal vez?, aún no sabía que el edificio era un balneario, aparqué en un descampado porque no había otro sitio, bajé del coche y me dirigí a saber qué era ese lugar, tenía en mente el edifico de Buzludzha, un edificio abandonado en las montañas de la cordillera de los Balcanes Centrales de Bulgaria que había visitado anteriormente.
Pero no era el caso, aquel vetusto edificio no estaba abandonado, cuando ya estaba cerca de la puerta pude adivinar por las letras en alfabeto cirílico de la fachada que se trataba de un balneario, el fantasma que pudo ser, no era otra cosa que la recepcionista del balneario. Era temprano, me decidí a entrar y me dirigí a la mesa de la recepcionista, la mujer de unos 55 años hacia las funciones de cajera para cobrar la entrada, aunque yo me la encontré preparando 8 rebanadas de pan que untaba con alguna pasta que no llegué a saber qué era, pero la imagen de una cajera que en su escritorio, que es su puesto de trabajo, está preparando 8 grandes rebanadas de desayuno, no se sabe para quién, no tiene desperdicio. En la misma recepción había 4 sillones forrados en piel marrón oscura que debían tener la misma edad que la cajera, despertaron mi interés por conocer el resto del edificio, ¿qué otros objetos retro podría encontrar allí? Ya me había dado cuenta que allí la gente del pueblo tenía que pagar una pequeña entrada, 4 levas, la moneda búlgara, unos 2 euros al cambio, para acceder al balneario. Yo tenía poco tiempo y aún a riesgo de molestar a la cajera en su labor de untado de rebanadas de pan me presenté ante la cajera como un touroperador y le pregunté si podía ver las instalaciones del balneario solo un par de minutos… la cajera dejó de untar las rebanadas, dejó el cuchillo en la mesa antes de levantarse (menos mal o me mata del susto) y con cara inexpresiva, como acostumbran muchos búlgaros, me dijo que de acuerdo, que siguiera el pasillo de la izquierda y pasara la puerta al final de él, así lo hice, ella se quedó en la recepción continuando con «sus labores» y yo atravesé la puerta al final del pasillo.
Me encontré entonces en los vestuarios, unos bancos de madera en el centro y unos armarios guardarropa también de madera en las paredes, ambos debían estar ahí desde la inauguración del edificio, madera antigua, colores apagados, puertas de armarios que algunas cerraban y otras no, algunas descolgadas, pero para mi sorpresa aquello no era un museo arqueológico, eran los vestuarios de un balneario en funcionamiento porque había un señor vistiéndose y preparándose para salir a la calle después de supongo haber usado el balneario. Para no incomodarle y porque tenía prisa crucé rápido el vestuario hasta la siguiente puerta donde ya podía escuchar el ruido de los grifos de agua al otro lado de la puerta.
Al abrirla me encontré con el balneario “fantasmal” en su esplendor, una sala donde los grifos de las duchas estaban abiertos aunque nadie los estaba utilizando a no ser que fuesen fantasmas…, y de ellos brotaba agua caliente que calentaba el aire de toda la sala a la vez que la llenaba de vapor, era el agua termal del manantial, el mismo agua en el que se bañaban los ricos turistas en el hotel de lujo de al lado… toda una paradoja…. A la derecha de las duchas de agua caliente había una piscina, no muy grande, con capacidad para unas 10 personas, pero estaba vacía, solo ocupada por el agua termal natural caliente esperando a los siguientes bañistas…, la piscina era del estilo de los baños romanos, cuadrada y en los que hay que bajar 4 escalones ayudándose de una barandilla, pero en este caso la barandilla más que una ayuda era algo terrorífico, se apreciaba en toda ella el oxido que habían provocado tantos años de humedad, era mejor arriesgarse a un resbalón que tocar esa barandilla. Y no era lo único oxidado puesto que los grifos de las duchas también lo estaban.
La sala estaba toda ella alicatada de azulejos blancos, tipo hospital antiguo, que también daba miedo, aquí y allá había azulejos que faltaban o estaban partidos, nadie debía preocuparse de reponerlos o arreglarlos. La sala tenía una considerable altura, de hecho en una esquina me encontré con otra imagen imborrable, había un hombre, también de unos 55-60 años subido a una escalera vieja de madera que parecía estar limpiando las ventanas y azulejos superiores, los azulejos podían estar rotos pero limpios también, de eso se ocupaba este operario…, pero la sorpresa fue que estaba trabajando subido en la escalera totalmente desnudo, cuando entré a la sala estaba dándome la espalda y lo que hay debajo de la espalda… al oirme se volvió y me dijo algo en búlgaro que no entendí, pero lo hizo con una sonrisa por lo que no me preocupé, y como vio que yo era extranjero siguió con su trabajo.
Entonces lo entendí todo, era un balneario de los que separan hombres y mujeres, de forma que cada uno se puede bañar y utilizar las duchas de esa sala estando desnudo todo el tiempo. Seguramente la parte de las mujeres se encontraba en la parte derecha del edificio y por ello la cajera me dirigió hacia el ala izquierda del balneario. Había descubierto el misterio del balneario fantasma, que no era tal, sino un balneario en pleno funcionamiento con un horario amplio de 8:00 a 18:00 horas, que separaba por sexos para comodidad de los clientes y que utilizaba las aguas termales para rehabilitación y relax como tantos otros en Bulgaria, pero éste era un balneario pintoresco como ninguno, por el personal que trabaja allí, por sus clientes, por sus instalaciones de estilo totalmente retro, estilo soviéticas diría yo, y por su entorno, enfrente de la imponente montaña de Rila. Agradecí a la cajera que me dejase pasar al interior y salí del edificio impactado de lo que había visto, esas personas tan variopintas, un lugar tan diferente a lo conocido, antiguo y viejo, pero aún en pleno funcionamiento, prácticamente sin alterar desde que se construyera y quién sabe cuantos años más haría su función.
Recorrí los 300 metros de vuelta hacia el hotel de lujo y el cambio fue radical obviamente, el hotel 4 estrellas era un hotel como los que ya conocemos en España, con todas las comodidades, su reluciente SPA, piscina de agua termal al aire libre para bañarse en pleno invierno al aire libre, otra piscina cubierta, saunas, masajes, etc.,…incluso una piscina cubierta cuadrada decorada al estilo romano, muy parecida a la del balneario antiguo, pero eso sí, ésta tenía la barandilla reluciente… Recorrer esos 300 metros entre el viejo balneario y el moderno fue como hacer un viaje en el tiempo, a la vez que un observar como se puede disfrutar de las mismas aguas termales pero de forma muy distinta según la clase social o el poder económico que se tenga, algo que dá que pensar… Quién sabe si en alguna otra ocasión, con más tiempo, puede que pruebe yo mismo las aguas termales naturales de Bulgaria en el “balneario fantasmal” de Belchin por 2 €, las mismas aguas que 300 metros más allá, en el hotel de lujo te cuestan muchísimo más y seguro que la experiencia de probar las instalaciones del balneario antiguo es algo que no se olvida, digno de contar a los amigos como una divertida anécdota del viaje por Bulgaria…. una más de las muchas que depara este país…
Más tarde investigando he descubierto que el Balneario antiguo de Belchin incluye en la primera planta la piscina mencionada arriba y 22 duchas de uso individual. Además de las actividades de relax y baño, en paralelo se lleva a cabo para quien lo solicite el tratamiento del sistema músculo-esquelético, enfermedades del sistema nervioso periférico y la piel (psoriasis). El segundo piso cuenta con saunas, baños de vapor, sala de masajes, tratamientos de belleza y más.
Si vas a viajar a Bulgaria y piensas visitar el Monasterio de Rila o los Siete Lagos de Rila, recuerda este artículo, puedes visitar también el «balneario fantasmal de Rila», tal vez seas el primer turista extranjero que visita el lugar y quién sabe por cuánto tiempo más resistirá abierto, así que no pases de largo…
Y si te gustan este tipo de experiencias te podemos ofrecer viajes temáticos como por ejemplo el Viaje tras las huellas del Comunismo por Bulgaria.
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